La izquierda de la Nueva Mayoría: esa mala yerba


 

 Por Érika Silva Urbano


"Te lo dije". Era tan fácil de prever, claro, si los ojos no estuvieran vendados por la delirante pulsión de solo habitar las cómodas dependencias del poder.

Es verdad que los partidos de izquierda no siempre tuvieron la posibilidad de ejercer su ideario (buien a mal traer) en la cámara o en el senado. Promulgar las leyes tan demandadas por la ciudadanía muchas veces encontró al adversario político ejerciendo su presión, con los votos que el sistema binominal y sus deformidades configuró.

El poco vínculo con la ciudadanía no permitía tampoco evidenciar en la representación en el parlamento una línea recta y constante de adhesión, había síntonía baja, resultaba  clarísimo.

Sin perjuicio de lo anterior, hay un ámbito en el que los partidos políticos si contaban con total autonomía para montar un sistema democrático, plural, decentralizado, transparente y probo, sin cortapisa alguna: su propia casa política.

Sobre el ámbito de influencia propio si se podía influir y de modo directo. Establecer una gestión transparente, generar sistema de participación para que el poder se construyera desde abajo hacia arriba, en donde el rol de las bases resultara vital, ágil e imprescinible en la toma de decisiones, no era una tarea tan difícil, menos hoy en la sociedad red.

Resulta absurdo por ejemplo, la tardanza de meses en el Partido Socialista para que se liberaran los acuerdos del Congreso, por qué se tardó tanto en exponer la expresión de las bases socialistas?

Del mismo modo, resulta sospechoso y enervante saber que el Tribunal Supremo apila sin plazos ni procedimientos claros y conocidos, las denuncias de irregularidades que los propios militantes hacen llegar a la institución.

Repugnate es saber que la Comisión de Transparencia y Probidad no sesiona, que se perdieron y nadie controló nunca las denuncias que llegaron al PS por esa vía.

Las denuncias que se hacen en los comunales y regionales, no tienen destino conocido. Nadie sabe que esperar, cuánto esperar y de quién esperar respuesta.

No hay procedimientos establecido para decidir quienes son candidatos a puesto alguno, ni los de elección popular, ni los que ejerecen función pública. Se pone y se saca gente como peones de tablero, funcionales a la conveniencia de las ramas del poder interno.

Qué decir del manejo de las finanzas del Partido, tan discretas y particulares, por decirlo menos.

El poder se ejerce bordeando en lo absurdo desde arriba hacia abajo. Es así que los señoritos encuentran que es justo y necesario aspirar a ser senador en tierras que nunca les han sido propias, pasando a llevar el liderazgo local, como si hubiesen nacido con una estrella en la frente.

Un partido que fue diezmado en tiempos de dictadura por un Estado despiadado, guardó silencio casi sepulcral frente a las muertes del Sename. A caso no son muertes de Estado igual? cuáles fueron sus actos de indignación? No los vimos.

Resulta del todo razonable preguntarse: cómo un partido que no goza de una buena democracia interna podría ofrecer a su país una de democracia de mejor calidad que la que ejerce en su propia orgánica? Es inviable, es absolutamente improbable, es del todo imaginable siquiera.

Somos un buen grupo quienes hemos sostenido esto durante años las fallas orgánicas de nuestra precaria democracia interna, pagando los costos que significa ir de cara a enfrentar a los poderosos de nuestros conglomerados.

Más duro ha sido aun para quienes hemos sido formados para trabajar en la administración pública, pues el control de las plazas disponibles siempre pasa por ellos, quienes instalan a sus lotes, sin importar si necesariamente tienen las competencias profesionales para los cargos.

"Te lo dije, te lo dijimos", de tantas y tantas formas: denunciando , publicando, yendo a la Contraloría llevando denuncias de irregularidades que conocían y que nunca apoyaron, enviando información al Tribunal Supremo, aun sabiendo que nada harían, entregando denuncias a los dirigentes locales, que nunca movieron un dedo, porque tampoco son escuchados: barata carne de campaña que solo les sirve para hacer sus campañas y mantenerlos en ese poder que tanto rédito les ha dado.

Lo digo del mismo modo y con la misma fuerza: no creo que vayan a aprender, ni siquiera ahora que les toca cruzar el desierto una vez más. Si las fuerzas sensatas de las bases no logran tomarse el poder interno en el PS, el legado del partido estará condenado a su muerte, irremediablemente.

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